La primera infancia constituye la etapa más importante del desarrollo del cerebro, en el que se realizan millones de conexiones neuronales que le permiten a niñas y niños cimentar las bases de su futuro. Para lograrlo necesitarán tener una estimulación adecuada a través del juego en el hogar o con sus primeros cuidadores, protección y cuidado de las personas de su entorno y alimentación nutritiva que les permita sostener el crecimiento acorde a su edad.
Tal como señala UNICEF en el programa Desarrollo de la Primera Infancia, la fórmula “comer, jugar y amar”, serán elementos esenciales para el desarrollo integral de niñas y niños. Pero, es aquí donde tenemos que poner mucha atención. Como maestras y cuidadoras de niñas y niños que atraviesan por esta etapa del desarrollo, es vital que les brindemos el calor de un hogar, la sabiduría de una maestra, la comprensión y afecto de una mamá. Muchos de ellos vienen de hogares donde se atraviesan dificultades económicas, son de hogares monoparentales o simplemente no cuentan con la atención de mamá y papá porque ambos están laborando por sostener la casa. Más allá de todos los compromisos y deberes que tengamos que cumplir, nuestro primer llamado siempre será el de atender a nuestras niñas y niños, más aún cuando cursan una etapa crucial en su desarrollo.
Si bien existen diversos factores que definen el tipo de nutrición que recibirá un niño, nuestro país es mundialmente conocido por la gran diversidad de insumos gastronómicos de alto valor nutricional como la quinua, cañihua, trigo, kiwicha, tarwi, entre otros que podemos usar en las comidas diarias de nuestros niños y así, prevenir la anemia.
”El juego es inherente a esta etapa infantil y las neurociencias están demostrando lo que aporta en el desarrollo de la primera infancia.
No solo como un motor de aprendizaje, sino también que favorece al desenvolvimiento de lenguaje, memoria, sistemas sensoriales, las emociones y más.
Por último, en la triada que propone UNICEF encontramos un elemento al que no siempre se le dio la relevancia que ahora nos damos cuenta que merece: amor. El apego y afecto que deben recibir niños y niñas genera un gran impacto en sus vidas. Una interacción de calidad entre el adulto y el niño fomentarán una evolución socioemocional adecuada. Todo esto sostenido en una atención integral de los servicios de atención infantil que permitan suplir cualquier carencia que muestre el niño o la niña. “Comer, jugar y amar” son palabras sencillas que conllevan un gran significado si queremos aplicarlo como una formula exitosa en el desarrollo de la primera infancia. Nuestras niñas y niños tienen derecho a recibir atención de calidad en educación y salud desde el momento de su concepción y si hacemos el esfuerzo de unir y trabajar en los diferentes aspectos mostrados anteriormente, no solo les estaremos dando las herramientas que necesitan para salir adelante en la vida, sino que también le estaremos dando a nuestro país una nueva oportunidad de ver crecer a los hombres y mujeres que forjarán el destino de todos nosotros.
Angela Cornejo Osorio
I.E.I.P “La Casita de María” en Cusco